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El alfabeto de los afectos (reseña)

Mariolina Ceriotti: El alfabeto de los afectos. Rialp, Madrid 2022

Mariolina Ceriotti, psicoterapeuta y neuropsicóloga infantil, es una doctora especializada en el tratamiento de trastornos infantiles y problemas de pareja. Ha volcado parte de su amplia experiencia médica y sus profundos conocimientos antropológicos en varios libros que han alcanzado una notable repercusión y que poseen un interés indudable. Si tuviera que destacar alguno, señalaría Erótica y materna (2018) y Masculino. Fuerza, eros, ternura (2019), en la que presenta las características propias de la psicología femenina y masculina. Para la dra. Ceriotti, el olvido de la diversidad inherente a la masculinidad y la feminidad es una de las causas de los problemas psíquicos y las faltas de comunicación en las parejas. Por eso, su trabajo se dirige a divulgar cómo asimilamos la realidad en función de nuestro sexo, ya ayudar a los lectores a que se comprendan mejor, y comprendan mejor a quienes les rodean.

El alfabeto de los afectos se mueve en la misma línea de trabajo, aunque con ciertas peculiaridades respecto a los títulos antes mencionados:

En primer lugar, la presentación de los distintos sentimientos se hace poniendo en un segundo plano los aspectos propios del sexo. Esto no quiere decir que no se señalen cuando es necesario, sobre todo al describir afectos más propios de hombres o mujeres, o los modos diversos en los que unos y otros gestionan la afectividad. Pero el acento se sitúa en que el lector pueda “poner nombre” a lo que siente, establecer de forma más consciente su origen, aceptar su valor y, sobre todo, ser capaz de redirigirlo cuando pierda el sentido original y se convierta en un elemento que daña la vida psíquica.

La segunda diferencia reside en que estamos ante una recopilación de artículos, publicada originalmente en el diario Avvenire, por lo que el conjunto sufre cierta falta de orden y sistematicidad. Con frecuencia, un mismo problema de fondo se aborda desde perspectivas ligeramente diversas en capítulos distintos, alejados uno de otro.

Esta fragmentariedad no es necesariamente un demérito: estamos ante uno de los casos en los que la redundancia permite asimilar mejor los contenidos del texto. Sin embargo, hay que ser consciente de que no estamos delante de un libro por consultar, sino para paladear. El lector puede seguir el orden de los capítulos o dejarse llevar por lo que más le atraiga: lo importante es empaparse del contenido, e ir comprendiendo mejor el mundo interior propio. Redescubrir la relación entre afectos y virtudes, y el valor de cultivar –porque Ceriotti muestra que sí, que el mundo afectivo es un mundo que puede cultivarse esos sentimientos que nos ayudan a dar color a nuestra vida ya nuestras relaciones personales.

El tono del libro combina muy bien la fundamentación teórica con los aspectos prácticos, gracias a que la autora señala situaciones reales en las que aparecen los sentimientos. Éstas, además, no se centran sólo en la psicología individual sino que son muy frecuentes las relacionadas con la educación de los hijos o las relaciones de pareja.