Después de leyes nefastas sobre el aborto, la eutanasia y la transexualidad de la última legislatura, este año 2024 ha comenzado con decisiones del Gobierno que benefician a la sociedad, cosa que no siempre ocurre. Una de ellas es una ley contra el acceso de los menores a la pornografía y otra una ley para intentar erradicar la prostitución, sus locales y su práctica.
Save the Children valoró positivamente, como es lógico, que el presidente del Gobierno anunciara, en una entrevista a El País, la aprobación de una ley para proteger a los menores de edad del porno en Internet. Sánchez iba más allá y concretaba tres objetivos en este tema: aprobar una ley integral para proteger a los menores; aprobar una estrategia que abarque las perspectivas de educación, competencias digitales e igualdad, y crear dispositivos que impidan el acceso a esos contenidos pornográficos a menores de edad.
La adicción creciente a contenidos pornográficos de muchos niños, incluso de edad entre ocho y doce años, ha acabado alarmando por lo que supone de alteración grave de su personalidad y su misma vida sexual.
Se quiere ahora controlar de verdad por todas el acceso de los menores a estas páginas en Internet para protegerles de una desviación que perjudica a sus relaciones y, con frecuencia, les vuelve más agresivos si no ven satisfechas sus enfermizas pretensiones.
Por otra parte, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha anunciado una ley para perseguir a los prostíbulos y sancionar a los hombres que los frecuentan. ¡Ya sería hora! El Parlamento Europeo pidió en septiembre pasado que se actuara contra lo que algunos llaman el oficio más antiguo del mundo cuando es la esclavitud más antigua.
El Papa Francisco calificó con razón a los que pagan por tener relaciones sexuales como “criminales de mente enferma que creen que las mujeres están para ser explotadas”.
En nuestro tiempo, lamentablemente, parece que no cabe invocar el derecho natural y la moral, pero se llega a la misma conclusión por la vía de la igualdad y es precisamente, la ministra del ramo la proponente. En todo caso, sea bienvenida cualquier medida que ayude a terminar con una industria tan vergonzosa.
La sociedad que hace oídos sordos a las antiguas enseñanzas, las adopta al final tras golpearse la cabeza con la pared y descubrir la bondad de aquellas. Pedro Sánchez aclaró, como para justificarse, que el Gobierno no toma las medidas desde el “puritanismo”, para que no parezca lo que es: una rectificación de unos hábitos consumistas perjudiciales para todos.