CATEQUESIS en las Audiencias de los miércoles
Vicios i virtudes 4. La lujuria (17 de gener)
Siguiendo este ciclo de catequesis dedicado a considerar los vicios y las virtudes, hoy meditamos sobre la lujuria. Se trata de un vicio que ataca y distrae todos nuestros sentidos, nuestro cuerpo y nuestra psique. Este vicio se presenta como un apetito voraz que impulsa a utilizar a las personas, a depredarlas, a robarlas buscando en ellas un placer desordenado. En cambio, el amor verdadero se muestra desinteresado, sin condiciones; es generoso, es comprensivo, es servicial.
La Biblia y la Tradición cristiana ofrecen un lugar de honor y de respeto a la dimensión sexual humana. Ésta nunca se condena cuando preserva la belleza que Dios ha inscrito en cada uno de nosotros, cuando está abierta al cuidado del prójimo, a la vida y la ayuda mutua. Por ello, cuidemos siempre que nuestros afectos y nuestro amor no se vean contaminados por la voluntad de poseer al otro.
Vicios y virtudes 5. La avaricia (24 de enero)
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre el vicio de la avaricia. Es el vicio que provoca un apetito compulsivo por el dinero. Corrompe la voluntad del hombre inclinándolo a poner su corazón en los bienes materiales. La presencia de este vicio en cada uno de nosotros no depende de la cantidad de riquezas o del valor de los objetos que deseamos, depende más bien de cómo nos disponemos interiormente para relacionarnos con ellos.
Los santos monjes del desierto proponían un remedio eficaz para escapar de las garras de la avaricia; este remedio consiste en meditar sobre la propia muerte y darse cuenta de que la relación con las posesiones personales es sólo una apariencia, es una ilusión, porque nada de este mundo nos pertenece. También nos hará bien considerar que en esta tierra somos extranjeros, somos peregrinos. No dejemos, pues, que las riquezas nos posean, antes bien aprendamos de Cristo que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.
Vicios i virtudes 6. La ira (31 de enero)
En esta catequesis meditamos sobre la ira. Es un vicio “visible” en cuanto trasforma nuestro semblante y pone todo nuestro cuerpo en agitación. Una característica crucial es su capacidad de alargarse. La ira desarrolla en nosotros la percepción negativa del otro, englobando toda su persona y no sólo lo que, con razón o sin razón, consideramos ofensivo. Además, con el tiempo se autoalimenta creciendo en nuestro ánimo a base de pensamientos tortuosos.
La Escritura nos da dos recetas contra esto: la primera, que no lleguemos a la noche sin haber buscado la reconciliación; la segunda, llevar a la oración el compromiso de perdonar a los demás como Dios lo hace con nosotros. Hay una santa ira, de la que también nos habla el Evangelio y nace de nuestro ser. Esta no nos permite permanecer indiferentes ante la injusticia, pues hay situaciones que conmueven nuestras entrañas y no seríamos ni humanos ni cristianos si así no fuese.
HOMILÍAS
Domingo de la Palabra de Dios (21 de enero)
Conversión del Apóstol Pablo (25 de enero)
ALOCUCIONES – Angelus
Vocación de los discípulos (21 de enero)
El Evangelio de hoy relata la vocación de los primeros discípulos. Llamar a los demás para unirse a su misión es una de las primeras cosas que Jesús cumple al comienzo de la vida pública: se acerca a algunos jóvenes pescadores y los invita a seguirlo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Y esto nos dice una cosa muy importante: el Señor ama implicarnos en su obra de salvación, nos quiere activos col Él, nos quiere responsables y protagonistas.
Preguntémonos: ¿me detengo de vez en cuando a recordar la alegría que creció en mí y alrededor de mí cuándo acogí la llamada a conocer y a testimoniar a Jesús? Y cuándo rezo, ¿doy gracias al Señor por haberme llamado a hacer felices a los demás? Y finalmente: ¿deseo hacer gustar a alguien, con mi testimonio y mi alegría, hacer gustar lo hermoso que es amar a Jesús?
Año de la oración
Los próximos meses nos conducirán a la apertura de la Puerta Santa, con la que comenzaremos el Jubileo. Les pido que intensifiquen la oración para prepararnos a vivir bien este acontecimiento de gracia y experimentar la fuerza de la esperanza de Dios. Por eso comenzamos hoy el Año de la oración, un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y en el mundo. Nos ayudarán también los subsidios que el Dicasterio para la Evangelización pondrá a nuestra disposición.
Las cadenas que sofocan nuestra libertad (28 de enero)
Las «adicciones» y las «modas» son las cadenas más fuertes que pueden capturar nuestro corazón. El Papa también ha añadido las tentaciones y condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de escoger y amar la vida; el miedo, la intolerancia, la idolatría del poder, la injusticia económica y la manipulación del pensamiento.
Francisco ha basado su reflexión en el pasaje que presenta Jesús liberando a una persona poseída por un «espíritu maligno» que la destrozaba y la hacía decir que “Jesús vino a liberarnos de todas estas cadenas. Jesús tiene el poder de liberar del poder del mal y expulsar al diablo, pero no conversa con él. Si entras en diálogo con el diablo, él gana, siempre”.
DISCURSOS
A la delegación de la Red Mundial de Oración del Papa (26 de enero)