Ayer, sábado 24 de febrero, una multitud de peregrinos se reunieron en Montserrat para participar en la misa conventual y posterior bendición de un alto relieve de San Josemaría y el beato Álvaro situado en el Camino de San Miguel, cerca de la Basílica Santa María de Montserrat.
La ceremonia de bendición de la imagen fue presidida por P. Manel Gasch, abad de Montserrat, y Mn. Ignasi Pujol, vicario del Opus Dei para Cataluña y Andorra.
En la Eucaristía, el padre abad de Montserrat pronunció la homilía en la que hizo referencia la relación de amistad y afecto con la comunidad de Montserrat tanto de San Josemaría Escrivá de Balaguer como a su más cercano colaborador, el beato Álvaro del Portillo.
El alto relieve, obra de la escultora Rebeca Muñoz, tiene una faja inferior de bronce con un texto volumétrico unas palabras breves de san Josemaría, que expresan de forma elocuente su amor por la Virgen y la confianza con su mediación maternal: «A Jesús siempre se va y se vuelve por María» (Camino, 495).
Como se informaba en la preparación del acto, organizado por la Asociación de Cooperadores del Opus Dei de Cataluña, «la relación de amistad de san Josemaría con la comunidad benedictina de Montserrat comenzó en diciembre de 1937, después de su evasión a través de los Pirineos, cuando celebró misa los días 5 y 6 de diciembre en la capilla del colegio de Nuestra Señora de Meritxell, en Escaldes-Engordany (Andorra) donde se habían establecido los monjes de Montserrat. Desde 1941, el beato Álvaro , que fue el más estrecho colaborador de san Josemaría y primer sucesor, también gozó, como él, de la sincera amistad con el abad Escarré y la querida comunidad de Montserrat, como recordó el P. Josep M. Solero en la misa en la explanada del monasterio para la primera fiesta del beato Álvaro, el 30 de mayo del 2015.»
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