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¿Podrá la inteligencia artificial desplazar a la inteligencia humana? (II). Entrevista con el Dr. Pifarré

P.- Comentabas que cualquier artefacto material por vanguardistas que sean sus prestaciones, no tiene capacidad de pensar

R.- Una máquina por carecer de alma racional y espiritual, no puede ejercer la operación cognoscitiva que es inmaterial, constituida por el acto de

conocer y el objeto formal conocido, que nos remite intencionalmente

a las realidades conocidas, Por tal motivo, no puede ejercer operaciones abstractivas con las cuales elaboramos conceptos universales, hábitos lingüísticos, juicos, raciocinios, etc., que nos confieren la posibilidad de conocer de modo “significativo”, la esencia y naturaleza de las cosas mismas.

P.- Los futuristas utópicos del desarrollo tecnológico, han generado una confusa concepción entre las realidades inmateriales como es el caso del conocimiento humano y las realidades estrictamente físico-materiales.

R.- Algunos de los “gurús” tecnológicos que antes mencionábamos, se les indigesta el término de “inmaterialidad”, a resultas de su mentalidad fisicalista, derivada de su materialismo craso. Las consecuencias son empobrecedoras, pues cualquier interpretación materialista que niega las realidades inmateriales, impide entender la operación cognitiva, y también valores intangibles como la amistad, la fidelidad, la generosidad, la confianza, la paciencia, etc., y ponen en entredicho la comprensión e inteligibilidad de las cosas de nuestro entorno, especialmente referidas a la persona humana.

P- En el fondo de los materialismos crasos, subyace el erróneo principio de que las causas inferiores producen efectos superiores

R.- Considero que has apuntado bien en la diana, pues apostando por este principio se puede justificar que de lo inconsciente surge lo consciente, o de las oscuras tinieblas del cosmos surge la luz de la razón, y que el conocimiento (como afirman algunos neurólogos) es un segregado electro-químico del cerebro. Tal formulación, prescinde de lo esencial del cerebro, ya que un segregado es una cosa material, pero la intencionalidad cognoscitiva no es material sino formal, remitiéndonos intencionalmente a lo real, aunque algunos científicos, por no entender la “potencia formal” del cerebro de forma acrítica, identifican lo intencional con lo real.

 P.- Según Aristóteles, el alma racional (el nous) es lo facultad más poderosa del ser humano

R.- La operación cognoscitiva es tan intensa y poderosa que no necesita de constitución, y en virtud de su dimensión inmaterial puede “poseer” formalmente” en su mente, la infinidad de cosas existentes conocidas inicialmente por los sentidos. De ahí la profunda frase de Aristóteles sobre el alma humana: “se hace al modo de todas las cosas”, es decir, se apodera de modo inteligente de todas las cosas que conoce.

P.- Hay quienes opinan que filosofar mediante conceptos metafísicos (inmateriales, intemporales, universales), es como hacer castillos en el aire que nos desvinculan de la realidad

R.- Al respecto te diré, que cuando razonamos mediante conceptos metafísicos (con fundamento in re) imprescindibles para ejercer el acto de pensar, no estamos pensando desvinculados de la realidad. Todos comprobamos que -al margen de un mayor o menor conocimiento-, la experiencia interior de la conciencia, de los registros psicológicos y los fenómenos afectivos, cognitivos, asertivos, etc., que registramos en nuestra interioridad, nos permiten contraponerla por la fuerza de su superioridad y eminencia, a las posturas que reducen nuestra singularidad personal a un estricto contenido físico-biológico. Filosofar y discurrir sobre estas cuestiones está muy alejado de construir castillos en el aire, como sarcásticamente dicen algunos.

 P.- Puestos a filosofar, es indudable el desgaste de nuestra realidad corporal y de las cosas físico-materiales del mundo, que parecen contrastar con las realidades inmateriales que no sufren este desgaste. 

R.- Esto lo entendió muy bien Hegel. El conocimiento no se corrompe, y la autoconciencia es la experiencia más íntima que puede tener cualquier persona. Conocer es un modo de no morir. Esto ratifica una vez más la identidad persistente de nuestro “yo”, un yo que en cuanto lo hacemos presente en relación al pasado, es idéntico al “yo” de nuestra infancia, de nuestra adolescencia, de nuestra madurez. El espíritu, no sufre el desgaste y deterioro que sufren las realidades biológicas sumergidas en la sucesión cronológica e irreversible del tiempo

 P.- En el libro publicado, describes la diferencia entre el conocimiento de los animales irracionales y el conocimiento humano.

R.- Es el intento de discernir la diferencia del conocimiento irracional del conocimiento racional. Resumiendo, los animales irracionales, especialmente los superiores, tienen un conocimiento sensitivo que les inclina a las cosas que tienen relación con sus instintos. Y es obvio, que gran parte de ellos, tienen unas facultades orgánicas (oído, vista, olfato…) más intensas que las nuestras. Un águila tiene más intensidad visual, un perro mayor intensidad auditiva, olfativa, etc.

 P.- El hecho de que los animales tengan un conocimiento intuitivo y sensitivo de la realidad ¿implica que entienden y comprenden aquello que conocen sensitivamente?

R.- Es una pregunta que demanda una respuesta cautelosa, ya que requiere algunas consideraciones. En los animales irracionales superiores, además de sensaciones y percepciones, ascienden al nivel imaginativo. De ahí que tengan registros psíquicos, memoria, afectividad, capacidades de aprendizaje, etc.

P.- Con lo cual, al carecer de un alma plenamente espiritual, no tienen la capacidad natural para ejercer el conocimiento intelectual.

R.- Esta circunstancia les impide “entender”, “comprender”, el significado de las cosas que conocen, estableciendo un “abismo” entre el conocimiento animal y el conocimiento humano.

P.- En general, se considera que interesarse por el pensamiento y sus características, quizá aumenta nuestro acervo cultural, pero no reporta ninguna “utilidad” desde el punto de vista práctico.

R.- La interpretación del concepto de “utilidad” requiere una crítica de largo alcance. ¿Solo es útil lo que produce beneficios o ventajas materiales? ¿Es útil que las personas que activan sus pensamientos mediante la seria reflexión y la lectura de los clásicos, estarán en mejores condiciones para expresarse en sus interacciones sociales, profesionales y familiares?  ¿Es útil conocer y admirar la maravilla del pensamiento humano que nos facilita entender la importancia de la facultad retentiva de la imaginación, en virtud de la cual poseemos el lenguaje, la memoria o la fantasía, lo que conlleva que valoremos muchos más a las personas?, etc.

Ver también:

¿Podrá la inteligencia artificial desplazar a la inteligencia humana? (I). Entrevista con el Dr. Pifarré