Familia, vida y educación Panorama

Evolución de la familia en España: La quiebra demográfica

El pasado 25 de abril, el Instituto de Política Familiar (IPF) presentó el informe “Evolución de la Familia en España 2023. Indicadores Sociales”. Contiene un conjunto de datos que analizaremos en dos entradas. En esta primera nos fijaremos en quiebra demográfica.

Mariano Martínez-Aedo, presidente de este instituto señaló entre las conclusiones, dos datos que invitan a la reflexión y que suponen un reto para la acción. El primero, la quiebra demográfica que se está produciendo de una manera continuada. Mueren 135.000 personas más de las que nacen en España y el desface entre nacimientos y defunciones se viene produciendo desde hace 40 años. De hecho, España es  el 7º país del mundo con peor índice de fecundidad.

Natalidad y defunciones

Si nos fijamos en la natalidad, la conclusión es clara: en nuestro país nacen cada vez menos niños. Las estadísticas son elocuentes: en 2022 nacieron 340.127 niños menos que en 1975, a pesar del aumento de la población en más de 12 millones de personas en este periodo y de la inyección de la natalidad de las madres extranjeras (869 nacimientos en 2022). En promedio, el número de nacimientos diarios en 2022 ha sido menos de la mitad que en 1975.

Correlacionando natalidad con defunciones resulta que mientras los nacimientos han descendido en 190.000 desde 2008, las defunciones solo han aumentado en casi 80.000. El crecimiento natural -entendido como nacimientos menos defunciones – se ha desplomado por la caída vertiginosa de los nacimientos. De hecho, el crecimiento natural español lleva 11 años siendo negativo y en 2022 ha alcanzado la cifra récord en este decrecimiento: 135.166 personas menos (464.417 defunciones frente a 329.251 nacimientos).

Índice de fecundidad y reemplazo generacional

La diminución del número de nacimientos se corresponde con la bajada del índice de fecundidad, que actualmente es de 1,16 hijos/mujer, mientras el nivel de reemplazo generación se sitúa em 2,1hijos/mujer. Es el penúltimo país de la Europa de los 27. El desfase entre el actual índice de fecundidad y el de reemplazo, significa que los últimos 10 años han nacido 2,56 millones niños menos de los necesarios para asegurar el nivel de reemplazo generacional. 

El citado informe hace intuir algunas causas de este bajo índice de fecundidad:

  • Los hijos se tienen cada vez más tarde: el primer hijo, en promedio, llega a los 32,61 años de la madre.
  • Los abortos, que se acercan a los 100.000 por año. En 2022 se realizaron 98.316 abortos, lo cual significa más de 8.000 abortos con respecto a 2021. Desde la legalización del aborto en 1985, se ha impido que nacieran casi 2,8 millones de niños. Sin esos abortos el índice de fecundidad subiría a 1,7 hijos/mujer. Casi un tercio de los embarazos terminan en abortos (de 1.171 embarazos diarios,  nacen 902 niños y 269 son abortados.
  • Escasa protección económica por los hijos nacidos, en contraste con otros países europeos, que se han tomado seriamente la crisis demográfica.
  • Es fácil adivinar otra causa, que no figura en el informe y que valdría la pena explorar: la actitud vital respecto a los hijos. Ver los hijos como un don y que los padres se sientan cooperadores del poder creador de Dios lleva a ver los hijos más allá del simple deseo y es un motivación para sacrificarse por ellos.

Una nación envejecida

Una consecuencia de todo lo anterior es que nuestro país es cada vez una nación más envejecida. Desde 1981, la población mayor de 65 años ha crecido un 124% y la población menor de 15 años ha decrecido un 32%. Esto significa que hay casi 3 millones más de personas mayores de 65 años que jóvenes menores de 15.

En realidad toda Europa está envejecida, pero España está en la cabecera. Es uno de los 6 países de la UE27 con mayor proporción de mayores de 80 años. Los casi 2,9 millones de personas mayores de 80 años son ya el 6,0% de la población.

Extrapolando, se calcula que en 2070, 1 de cada 3 españoles (29,4%) tendrá más de 65 años, superándose los 15,5 millones de personas, de las cuales, casi 6,5 millones serán mayores de 80 años.

Cabria añadir al Informe de IPF, lo que afirma el último informe anual del Banco de España, que en los capítulos I y II estima que serán necesarios 24,67 millones de extranjeros en edad de trabajar en 2053 para «evitar el proceso de envejecimiento de la población y resolver los desajustes que podrían surgir en el mercado de trabajo español».

Una reflexión del Papa Francisco (10 mayo 2024)

«La tasa de natalidad es el primer indicador de la esperanza de un pueblo. Sin niños y jóvenes, un país pierde las ganas de futuro. …  el Viejo Continente se está convirtiendo cada vez más en el continente de lo viejo, un continente cansado, continente resignado, tan atrapado en exorcizar la soledad y la angustia. Ya no sabe saborear, en la civilización del dar, la verdadera belleza de la vida (…)

A nivel institucional, se necesitan políticas eficaces, opciones valientes, concretas y de largo plazo, para sembrar hoy para que los niños puedan cosechar mañana. Es necesario un mayor compromiso por parte de todos los gobiernos, para que las generaciones jóvenes estén en condiciones de realizar sus sueños legítimos. Esto significa tomar decisiones serias y eficaces en favor de la familia. Por ejemplo, poner a una madre en una situación en la que no tenga que elegir entre trabajar y cuidar a sus hijos; o para liberar a muchas parejas jóvenes del peso de la precariedad laboral y la imposibilidad de comprar una casa.

Luego, es importante promover, a nivel social, una cultura de generosidad y solidaridad intergeneracional, revisar hábitos y estilos de vida, renunciando a lo superfluo para dar a los más jóvenes una esperanza para el mañana, como ocurre en muchas familias. No lo olvidemos: el futuro de los hijos y de los nietos se construye también sobre las espaldas doloridas de años de trabajo y sacrificios ocultos de padres y abuelos, en cuyo abrazo está el regalo silencioso y discreto del trabajo de toda una vida. Y por otro lado, el reconocimiento y agradecimiento hacia ellos por parte de quienes crecen es la respuesta saludable que, como el agua combinada con el cemento, hace sólida y fuerte a la sociedad. Estos son los valores que debemos defender, esta es la cultura que debemos difundir, si queremos tener un mañana.»