Raimo Goyarrola Belda, Romper el hielo. Historias de un sacerdote católico en Finlandia, Palabra 2025, 256 pp.
Raimo Goyarrola (56), bilbaíno, miembro del Opus Dei, médico de formación, sacerdote desde el 2002. Cuatro años más tarde se trasladó a Finlandia. Es obispo de Helsinki desde 2023. Nos ofrece en «Romper el hielo» un testimonio vibrante y lleno de esperanza sobre la vida de la Iglesia católica en uno de los contextos más singulares y desafiantes de Europa para la Iglesia católica. Lejos de ser una autobiografía grandilocuente, el libro se presenta como una “ventana abierta” a la experiencia de un pastor que ha aprendido a amar profundamente a Finlandia y a su gente.
El título no es casual. “Romper el hielo” alude no solo al clima nórdico, sino también al desafío evangelizador en una sociedad mayoritariamente secularizada. A través de anécdotas personales y reflexiones profundas, Goyarrola describe una Iglesia pequeña en número —apenas 26 sacerdotes para todo el país— pero enorme en fe y diversidad. Con más de 120 nacionalidades representadas, la catolicidad se vive aquí en su sentido más auténtico: como un mosaico de culturas que enriquece y atrae incluso a los finlandeses autóctonos.
Uno de los aspectos más sugerentes del libro, complementado con las entrevistas recientes del autor, es la descripción de un ecumenismo vivido con naturalidad y fraternidad. La Iglesia católica finlandesa celebra misa en templos luteranos y ortodoxos —en 25 ciudades no tiene templo propio— y ha protagonizado gestos históricos, como una procesión conjunta con ortodoxos en honor a la Virgen María. Este “modelo finlandés” de diálogo, como se lo conoce incluso en el Vaticano, es un ejemplo tangible de que la unidad entre cristianos no es solo un ideal, sino una posibilidad concreta.
Goyarrola también dedica espacio a los jóvenes, destacando cómo la autenticidad y la exigencia de la fe católica atraen a las nuevas generaciones. La fundación de “Juventus Catholica” —asociación que fomenta la iniciativa personal y el liderazgo juvenil— ha multiplicado la participación en las liturgias, hasta el punto de que “en las iglesias de Helsinki ya no cabe la gente”. El autor subraya que “exigir a los jóvenes es positivo, porque les ofrecemos algo mucho mayor: Dios mismo”.
Pero el libro no elude los desafíos. La Iglesia finlandesa es, según el obispo, “la más pobre de Europa”. La falta de recursos económicos —no recibe financiación estatal— y las grandes distancias geográficas complican la labor pastoral. Sin embargo, Goyarrola transforma cada obstáculo en una “aventura”: la construcción de un colegio católico, una casa diocesana o una residencia de ancianos son proyectos que ya están en marcha, sostenidos por la fe y la tenacidad de una comunidad viva.
El estilo del libro es cercano, amable y lleno de sentido del humor. El autor no se coloca en el centro del relato, sino que constantemente señala a Cristo como verdadero protagonista. Su convicción de que “todos los cristianos estamos llamados a escribir este libro sobre nuestra propia vida” convierte la lectura en una invitación personal al compromiso apostólico.
«Romper el hielo» es, en definitiva, un libro necesario. Ofrece no solo un relato inspirador sobre una Iglesia poco conocida, sino también una poderosa reflexión teológica y pastoral sobre la evangelización en el siglo XXI. En un mundo cada vez más secularizado, la experiencia de Finlandia demuestra que, donde hay fe, iniciativa y comunión, el hielo se quiebra y brota la vida.