El cuerpo, y con él la sexualidad, no es un instrumento ni un obstáculo para el espíritu, sino que es parte integral de la persona humana. Esta afirmación es fundamental en la catequesis de la Teología del Cuerpo del papa San Juan Pablo II, publicada íntegramente y en resúmenes, como como, Introducción a la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II o algún breve video.
El cuerpo es el medio a través del cual el ser humano expresa su amor y realiza su vocación a la comunión con los otros. En consecuencia, la vivencia de la sexualidad dentro del matrimonio no se reduce a un acto físico, sino que se convierte en una comunicación profunda y respetuosa entre dos seres que se dan mutuamente.
La Teología del Cuerpo fue una de las muchas aportaciones extraordinariamente importantes del papa San Juan Pablo II. dedicó un total de 129 catequesis concretas, llegando a construir una visión profundamente humana y espiritual sobre el cuerpo, la sexualidad y el matrimonio que hace hincapié en la dignidad humana, la vocación al amor y la significación del cuerpo como expresión del amor auténtico. Queda muy claro en aquella teología que el amor entre esposos tiene que ser total, fiel, exclusivo y fecundo, un amor que es gratuito, incondicional y orientado al bien del otro. Por lo tanto, un matrimonio cristiano está gritado a vivir esta realidad en su vida sexual, donde el cuerpo expresa el amor y el compromiso con el otro de manera total y generosa. Precisa también el Papa que esto es un reflejo del amor de Dios por la Iglesia,
Juan Pablo II puso fin a una visión negativa sobre la sexualidad que durante siglos y de forma bastante generalizada había predominado dentro de la Iglesia, a pesar de que ya en las últimas décadas iba cambiante. Se la había visto como una limitación de ser humano, de la que no se hablaba y, hasta y tono, en la predicación y la orientación espiritual se presentaba el camino del matrimonio como algo de muy segundo nivel, por aquellos “del montón” que en la vida espiritual aspiraban solo a ir pasando con cumplimiento de los mínimos.
Juan Pablo II convirtió aquella visión del cuerpo y la sexualidad en doctrina para todos y le dio una estructura compacta, a pesar de que, en sentido estricto, no hacía un descubrimiento. Dentro de la Iglesia otras quizás no habían teorizado sobre el cuerpo y la sexualidad como camino de plenitud, pero si expuesto y hecho vivir como enseñanza práctica. Uno de ellos San Josemaría Escrivá. Desde los años 30 del siglo XX hablaba de vocación matrimonial como camino de santidad. Por lo tanto, incluyendo el uso de la sexualidad. Y a lo largo de los años decía repetidamente que bendecía con las dos manos la cama conyugal, y como a menudo le preguntaban en alguna tertulia el porqué con las dos manos respondía: “porque no tengo cuatro”.
Añadiría un elemento de la vida ordinaria: entre los muchos matrimonios cristianos que tratan de vivir con coherencia y profundidad su fe abundan los que tienen un número elevado de hijos. No lo han predicado con palabras, pero con los hechos muestran que han sido abiertos a la vida, y, por lo tanto, con entrega, sabiendo que están gritados a integrar su sexualidad de una manera que sea auténtica y al servicio del amor y la vida. Esto implica respetar los límites del otro cónyuge y vivir una relación sexual en la cual no se busca solo la satisfacción individual.
Lo enlazamos una vez más con las enseñanzas de Juan Pablo II. A pesar de que la teología del cuerpo se centra en la belleza y la dignidad de la sexualidad humana, también advierte sobre la importancia de la virtud de la castidad dentro del matrimonio. Castidad no es represión de la sexualidad, sino capacidad de vivir el amor sexual de manera auténtica y respetuosa, donde se prioriza el bien del otro por encima del placer personal. La sexualidad, vista desde la perspectiva de la Teología del Cuerpo, tiene que ser un acto de donación total, donde el esposo y la esposa se aceptan mutuamente como personas completas, con dignidad, y no solo como objetos de deseo.
Anotamos que varios grupos católicos están difundiendo la Teología del Cuerpo. Uno de ellos lo hace intermediando podcasts con el simpático nombre de “Dale a tú cuerpo Teología Macarena”. Cada uno de aquellos consiste en conversaciones entre sus tres creadores, Alex Visús, pedagogo, consultor y coach educativo, Mónica Garcia, ingeniera de Obras Públicas, y Mariano Bartolí, doctor en Filosofía, licenciado en Ciencias Políticas y profesor en la Universidad Abad Oliba CEU. Quieren mostrar con humor, de manera amena e incluso lúdica, que la teología no es algo árido y distante, sino accesible a todo el mundo. El mismo nombre del proyecto lo han cogido de la canción “Dale a tú cuerpo alegría Macarena”.
Mariano, Mónica y Álex, del podcast “Dale a tú cuerpo Teología Macarena»
Siempre a partir de la visión de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II van desarrollando temas, Entre los realizados hasta ahora los titulados “¿El pecado original era necesario?”, “Génesis, ¿mito, mentira o verdad?”, “La soledad golpea fuerte”, ¿Por qué la creación no estaba completa sin la mujer?”, “Amores y desamores”, “El marco para entender la vida… y montar un mueble de IKEA?, etc.