Comentario de documentos

Comentario a la nota vaticana «Antiqua et nova» sobre la inteligencia artificial y la inteligencia humana

Con fecha 28 de enero de 2025, la Santa Sede, a través de los Dicasterios para la doctrina de la fe y para la cultura y la educación, ha publicado una nota titulada Antiqua et Nova (AN) sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana, aprobada por el Papa Francisco el anterior 14 de enero. que en nuestra interpretación.

En las primeras palabras de este documento, se descubre el objetivo y el enfoque de fondo del documento. Allí se afirma que «estamos llamados a considerar los cotidianos desafíos y oportunidades propuestos por el saber científico y tecnológico, en particular los del reciente desarrollo de la inteligencia artificial (IA).» Y hacerlo con sabiduría -antigua y nueva (antiqua et nova)- desde la tradición cristiana que considera el don de la inteligencia como un aspecto esencial de la creación de los seres humanos «a imagen de Dios» (Gen 1,27), y desde una visión integral de la persona y de la valoración de la llamada a «cultivar» y «custodiar» la tierra (cf. Gen 2,15). A partir de aquí, la Iglesia subraya que el don de la inteligencia «debería encontrar su expresión a través de un uso responsable de la racionalidad y de la capacidad técnica al servicio del mundo creado.» (AE, 1)

El objetivo queda más perfilado al señalar que se propone «contribuir positivamente a un discernimiento sobre la IA, en respuesta a la invitación de Papa Francisco a una renovada «sabiduría del corazón»» (AN, 5). Lo hace en un momento en el que «existe un amplio consenso en que la IA marca una nueva y significativa fase en la relación de la humanidad con la tecnología, situándose en el centro de lo que el Papa Francisco ha descrito como un «cambio de época»» (AV, 4).

En síntesis, la nota ofrece una reflexión profunda sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana, advirtiendo sobre los riesgos de una tecnología sin control ético y promoviendo una visión en la que la IA sea una herramienta al servicio del ser humano y no su sustituto.

La nota estructurada en seis partes (incluyendo introducción y conclusión), con 117 puntos, relativamente breves y concisos, y 215 referencias bibliográficas, la mayoría relativas o documentos pontificios, enlazando con la tradición de las enseñanzas sociales de la Iglesia, pero también referenciando diversos estudios sobre IA y tecnología desde el pensamiento filosófico y ético.

En la Introducción (I), además de explicar que la nota «intenta sobre todo distinguir el concepto de “inteligencia” en referencia a la IA y al ser humano», explica se estructura. «En un primer momento, se considera la perspectiva cristiana sobre la inteligencia humana, ofreciendo un marco general de reflexión fundado sobre la tradición filosófica y teológica de la Iglesia. A continuación, se proponen algunas líneas de acción, con el objetivo de asegurar que el desarrollo y el uso de la IA respeten la dignidad humana y promuevan el desarrollo integral de la persona y de la sociedad.» (AN, 6)

A continuación (II) se describe qué es la IA y cómo se diferencia de la inteligencia humana. Se subraya que la IA no es un sujeto moral ni una entidad con conciencia, sino un instrumento creado y utilizado por seres humanos.

Más amplia en las III parte, en la que se examina la inteligencia humana desde una perspectiva filosófica y teológica, destacando los siguientes características:

  • Racionalidad: la inteligencia humana va más allá del cálculo y la predicción; implica comprensión, juicio y responsabilidad moral.
  • Encarnación: la inteligencia humana está ligada a la corporeidad y la experiencia vivida.
  • Relacionalidad: el pensamiento humano se da en el contexto de relaciones interpersonales.
  • Relación con la verdad: la inteligencia humana busca la verdad y el bien común.
  • Custodia del mundo: la humanidad tiene el deber de proteger y orientar el desarrollo tecnológico con responsabilidad ética.

Concluye abogando por una comprensión integral de la inteligencia humana y se clarifican los límites de la IA.  Se enfatiza que la IA es una herramienta poderosa, pero no reemplaza la inteligencia humana ni sus capacidades morales y espirituales, y se advierte contra una visión tecnocrática que otorgue a la IA un papel decisivo en la toma de decisiones humanas sin supervisión ética.

La IV parte esta dedicada al  papel de la ética para guiar el desarrollo y el uso de la IA. Se recuerda «la actividad técnico-científica no tiene un carácter neutro, siendo una empresa humana que pone en cuestión las dimensiones humanísticas y culturales del ingenio humano.» (AV, 36) Llama la atención «sobre la importancia de la responsabilidad moral basada en la dignidad y la vocación de la persona» Este principio ética que se aplica a toda la técnica es válido también para las cuestiones relativas a la implementación y uso de IA. En este sentido se plantea la IA como una ayuda a la libertad humana y a las decisiones, y no como un sustituto de la autonomía moral. Se rechaza la idea de que la IA pueda reemplazar la inteligencia humana o ser tratada como un agente moral.

La V parte, también bastante amplia, plantea un conjunto de cuestiones específicas sobre IA y la sociedad. En concreto, se analizan áreas donde la IA tiene un impacto significativo, incluyendo:

La nota concluye (VI) con una reflexión final en la que aboga por la verdadera sabiduría, que combine el conocimiento técnico con el discernimiento moral y la búsqueda del bien común. Esto significa que la IA debe estar subordinada a la inteligencia humana y orientada por valores éticos sólidos.

No todo son reflexiones conceptuales. La nota, incluye un conjunto de recomendaciones prácticas. entre ellas las siguientes:

  • La necesidad de desarrollar marcos regulatorios claros que garanticen un uso responsable de la IA. Se recomienda la creación de órganos independientes que supervisen el uso de IA en sectores sensibles.
  • La relevancia de que la IA no tome decisiones autónomas en áreas críticas como la justicia, la sanidad y la guerra.
  • La importancia de mantener a la persona como el centro del desarrollo tecnológico.
  • La necesidad de la formación en ética de la tecnología para desarrolladores, empresas y usuarios.
  • La relevancia de integrar el pensamiento crítico en la educación digital para evitar la dependencia excesiva de la IA.
  • Poner medios para asegurar la transparencia y responsabilidad en el diseño de IA, de modo que los algoritmos deben ser explicables y auditables.
  • Garantizar que la IA respete la privacidad y los derechos fundamentales de las personas, al tiempo que se alerta sobre los riesgos de discriminación algorítmica y la necesidad de mecanismos de corrección. Se insta también a evitar que la IA refuerce desigualdades o excluya a ciertos grupos de la sociedad.
  • No olvidar que la IA debe contribuir a la justicia social y al desarrollo sostenible.
  1. Aunque muchas de las recomendaciones presentadas en esta nota ya han sido consideradas en diversos foros dedicados a la ética en la IA, el documento parece muy oportuno, no solo por recoger ampliamente recomendaciones muy sensatas, sino por darles fundamento. Es de abalar también la reflexión filosófico-teológica sobre la inteligencia humana, dentro de la integridad de la persona, y su diferencia con la IA.