Escrito desde el testimonio personal de una inolvidable peregrinación jubilar a Roma
Un fin de semana es un tiempo suficiente para ir a Roma a ganar el jubileo. El más interesante es ir una pandilla de personas, jóvenes o mayores−o jóvenes y mayores−, matrimonios con hijos, abuelos y nietos, amigos, para estar plegados unos días y participar de los beneficios del jubileo y del ambiente de amistad que se genera con un grupo.
El alojamiento puede ser dentro de Roma o a las afueras pero merece la pena que sea un lugar donde tenga una zona de recreo para poder tener ratos de encuentros informales entre los asistentes.
Se tiene que hacer un plan que se tiene que preparar con todo concretado por no encontrarnos con situaciones caóticas en una Roma tomada por los peregrinos. Un posible plan podría ser el siguiente: salir temprano un jueves y volver al atardecer del domingo.
El jueves, una vez aterrizados a Roma, subir al autocar previsto que nos acompañó durante todos los días. Visita a Santo Pablo Extramuros, pasar la puerta santa y visitar la basílica. Por la tarde visita a las Catacumbas de Domitilla.
El viernes dedicar toda la mañana en el Vaticano: oir misa, confesar quién lo necesite y, después, iniciar el camino del peregrinaje del jubileo desde el inicio de la Vía de la Conciliazione hasta la entrada por la Puerta Santa de la basílica de Sant Pere siguiendo los pasos y las plegarias previstos en la ceremonia.
La misma mañana y una vez acabada la ceremonia, ir a visitar la basílica de San Juan del Laterà (su nombre completo es: Arxibasílica del Santísimo Salvador y de los santos Juan Baptista y Evangelista del Laterà, Madre y jefe de todas las iglesias de la ciudad de Roma y del mundo) que es la catedral de Roma y la sede del obispo de Roma (el Papa).
Por la tarde visitar la basílica Santa Maria Mayor (o Santa Maria de la Nieve) donde se encuentra el famoso icono de la Virgen Salus Populi Romani a la que el Papa Francisco tiene mucha devoción y la va a saludar cada vez que inicia o acaba un viaje pastoral.
El sábado hay la posibilidad, si se ha pedido con anterioridad, de ir a visitar la sede central de la Opus Dei donde se encuentra la iglesia de Santa Maria de la Pau, iglesia Prelaticia de la Obra. Allí se puede oir misa y, una vez acabada, se puede ir a rezar al lugar donde hay los despojos de santo Josepmaria, del beato Àlvar y de Javier Echevarria. Después se pueden visitar todas las dependencias de la casa y los recuerdos que se guardan de la historia de la Obra. Si se ha pedido con tiempo también se posible tener un encuentro con el actual Prelado de la Obra, mundos. Fernado Ocáriz.
Por la tarde se puede pasear por la Roma Barroca: Piazza España, Trinità dei Monti, Piazza Navona, Fontana di Trevi…
El domingo ya se el día de volver. Por la mañana se va a la plaza del Vaticano para asistir a la misa del Jubileo y al nada del Àngelus. Una vez acabada es hora de ir a comer por después ir hacia el aeropuerto por la vuelta.
Con un plan como este hay tiempo por el peregrinaje del jubileo, para fomentar la mejora personal, para ver cosas de Roma y para fortalecer amistades o hacer de nuevas. Como que por la edad no todo el mundo tiene la misma agilidad, para ir y venir de los lugares un aspecto importante es que los jóvenes se hagan cargo de la gente mayor que lo necesite. También se pueden hacer celebraciones de cumpleaños (siempre hay algún) y los anocheceres, después de cenar, se pueden organizar pequeñas tertulias para recordar cómo ha ido el día y preparar el siguiente. Son unos días maravillosos para vivir un gran ambiente familiar.