A. Cortina, Transhumanismo. La ideología que desafía a la fe cristiana, Palabra, Madrid 2022
Albert Cortina es profesor en el Departamento de Ciencias Básicas de la Universitat Internacional de Catalunya. En el 2015 coordinó, junto con M.A. Serra, ¿Humanos o trashumamos?, una recopilación de artículos de diversos autores, ampliamente comentada en los medios de comunicación. Desde entonces, el autor ha publicado otros libros e impartido numerosas conferencias sobre la ideología transhumanista, prestando especial atención a sus implicaciones éticas.
Transhumanismo. La ideología que desafía a la fe católica pretende «alertar a los católicos y a todos aquellos que son afines a la antropología humanista cristiana respecto a las propuestas del transhumanismo” (p. 14), a la vez que muestra la “racionalidad, profundidad, coherencia y belleza de la propuesta cristiana respecto a la persona” (p. 15). Para conseguir estos fines, Cortina elige 33 temas y dedica cada uno a un capítulo del libro. La estructura expositiva es siempre la misma: primero, explica el concepto o ideal transhumanista que considera representativo respecto al tema propuesto; a continuación, recoge la doctrina católica sobre dicho concepto. El subtítulo de cada capítulo refleja esta contraposición, a la vez que sugiere los temas abordados (p.ej. “Evolución: determinismo biotecnológico vs. Libre albedrío y altruismo” o “Globalismo: Civilización global postcristiana vs. Evangelización de la globalización y del nuevo continente digital”).
Entre los méritos del libro se puede destacar que autor explica con claridad y sintéticamente cada concepto, su incompatibilidad con el cristianismo y los peligros a los que el transhumanismo puede llevar. Seguramente debido al tono divulgativo, hay pocas notas a pie de página, que se usan sobre todo en las referencias sobre la doctrina católica, o para reforzar los propios argumentos con referencias a otros autores. Las citas de fuentes transhumanistas suelen limitarse a atestiguar el ideal que se está comentando en cada caso.
Sin duda, este modo de proceder facilita que el lector vea ambas posturas como incompatibles. Sin embargo, en mi opinión, presenta dos problemas:
Un primer inconveniente es que, a veces, no se ve el porqué de la incompatibilidad, más allá de que son posturas contrapuestas. Esto se debe a que exposición del ideal transhumanista no incluye los motivos de fondo del mismo, ni hay un diálogo entre las dos posturas. Esta falta de debate, además, facilita que en ocasiones se pase de la exposición del ideal a la interpretación del mismo. Por ejemplo, cuando Cortina presenta a Zuckenberg y su apuesta empresarial como un “intento de construir un cielo en la tierra”, llega a afirmar que “lo que Zuckenberg no ve, es que el corazón del hombre sólo encontrará esa plena y absoluta satisfacción en la presencia real de Dios” (p. 143): juicios que van bastante más allá de lo que el fundador de Facebook ha dicho sobre su proyecto. Y aunque estas sobre interpretaciones no sean frecuentes, sí que pueden generar en algunos lectores cierta desconfianza sobre la ecuanimidad de los juicios del libro.
Un segundo problema es que, al omitir el debate filosófico de fondo, un lector con cierto conocimiento de la materia puede considerar que se omiten perspectivas que habrían enmarcado el tema bajo otra luz. De este modo, algunas incompatibilidades que el autor pretende mostrar quedan en entredicho. Los ejemplos son numerosos: así, al tratar el sentido de la vida y su relación con la “vida eterna”, se puede recordar a Wittgesntein y pensar que Cortina sólo pospone la solución, o convierte la vida “natural” en un absurdo; en el capítulo 15, se contraponen elementos de ámbitos distintos (la “mejora de las capacidades cognitivas” y los dones del Espíritu Santo) que por ello no son incompatibles (al menos por los motivos aducidos); o en el capítulo 33, donde denuncia como “transhumanista” la revisión del concepto de especie biológica, se omite que dicha revisión proviene de la genética, y posee una base experimental: por eso no parece suficiente defender, simplemente, que es una revisión puramente ideológica, aunque sea cierto que el transhumanismo instrumentalice el problema.
En síntesis, el libro puede interesar a un público que se está introduciendo en la materia, sobre todo en lo que tiene de diccionario de conceptos transhumanistas, y en el mostrar los muchos campos en los que choca con el cristianismo. Sin embargo, por los motivos ya señalados, es probable que deje insatisfechos a lectores con algo de formación filosófica o teológica que estén buscando un análisis más profundo del transhumanismo, o que quieran reflexionar sobre las implicaciones éticas que tiene.