Estamos ante una obra colectiva, cuya idea de fondo, en cierto modo, queda reflejada en el título, y quizá todavía más en el encabezamiento de de la introducción: “Comunidad si fuera posible”. Básicamente, analiza situación cultural actual desde varios ángulos y explora la posibilidad de hacer de la sociedad una comunidad.
Como se señala en la introducción, en este libro “aparecen elementos y visiones más menos sinópticas de la cultura occidental, sobre el trasfondo del humanismo cristiano, el cual resulta más o menos visible según el modo en que cada creador transmite sus convicciones.” (p. 10)
La obra ha sido editada por José Maria Garrido Bermúdez, profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, y en ellas participan diversos investigadores y docentes de la red de universidades CEU en España.
Está dividida en dos partes. La primera, titulada “Desentrañando la posmodernidad” se ocupa de entender el legado de la posmodernidad en la que nos encontramos, con una revisión crítica desde distintas perspectivas, mientras que la segunda parte, que lleva por título, “Comunidad en la trama cultural”, propone algunas pistas para construir una alternativa entorno al concepto de comunidad, pone el acento en premisas culturales que mejorarían la convivencia y el sentido de comunidad.
En la primera parte, incluye distintas lecturas de la posmodernidad, con cuestiones claves. Incluye el análisis de la situación de crisis de la posmodernidad y la oportunidad de una perspectiva cristiana con una solución más consistente que la “liquidez” con que se presenta la posmodernidad (Martínez-Lucena y Barraycoa), la reivindicación de un feminismo que reconozca la naturaleza de la mujer, sin deshumanizarla (Pueyo), la necesidad de superar el antihumanismo y la fragmentación del posmodernismo, tratando de recuperar lo aprovechable en autores posmodernos (Vilarroig Martín y Mira de Orduña), hacer frente a visiones reduccionistas de la naturaleza humana y, en particular al ‘homo œconomicus’, que ha prevalecido en la economía (Belmonte) y, finalmente, hay un lugar para el desarraigo posmoderno y la posibilidad de reconstruir una “comunidad en la sociedad” (Abbate).
La segunda parte, empieza centrándose en una perspectiva hermenéutica de la comunidad (Anrubia y López Cambronero) y sigue con un análisis de dos elementos claves constitutivos de la comunidad: sociabilidad y gratuidad (Cayuela) y la consideración de la convivencia y racionalidad, como condiciones comunes de la argumentación pública (Salgado). Finalmente, se presenta el republicanismo comunitario como alternativa a la teoría política liberal (Sánchez Garrido), la dialéctica de la comunidad en el pensamiento de Mounier (Marugán) y se argumenta sobre irrealidad del individuo solitario (Garrido).
El libro puede ayudar a comprender la situación cultural actual, todavía con tantos elementos de la posmodernidad, que incluyen, entre otros, el cuestionamiento de las grandes narrativas o verdades universales y el relativismo moral, la desconfianza en le progreso continuado y la incertidumbre ante el futuro, la mezcolanza acrítica de elementos culturales dispares, la fragmentación del sujeto, la crisis de identidad personal y la desvinculación, la sustitución de la realidad por su representación “virtual”, la priorización de la imagen sobre la autenticidad, el enfoque por lo inmediato y lo efímero, … Muchos de esto temas son considerados en esta obra.
A mi juicio es especialmente de alabar la superación del enfoque exclusivamente crítico y la voluntad de aportar elementos para un cambio cultural que quizá sea lento, pero que muchos esperamos.