Hace cincuenta años, con ocasión de realizar un trabajo para la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, ETSAB, conocí al arquitecto Lluís Bonet i Garí. Poco tiempo después le visité en el Templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona y conocí al arquitecto Isidre Puig Boada, discípulos de Gaudí y ambos encargados del proyecto y dirección de las obras del Templo.
Del arquitecto Francesc de Paula Cardoner i Blanch, colaborador y director de las obras durante unos años, aprendí la importancia de la simbología en la obra magna de Gaudí. Del escultor japonés Etsuro Sotoo, a que Gaudí, atrae, impacta, enseña y convierte. Fui su catequista durante dos años y padrino de su bautismo el 3.11.1991.
Poco tiempo después, Mn. Ignasi Segarra i Bañeres predicando en Riudoms el 17 de abril de 1992, Viernes Santo, tuvo la inspiración de fundar una Asociación para la beatificación de Antoni Gaudí. El 10 de junio de ese mismo año se fundó, en el aniversario de la muerte de Gaudí en 1926, siendo desde entonces presidente de dicha Asociación de laicos con una misión: la beatificación de Antoni Gaudí.
Desde el primer momento, los miembros de la Junta, cada uno según sus circunstancias profesionales y familiares, dimos a conocer a Gaudí, que con su vida y con su obra “nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre”, que es un “arquitecto genial y cristiano consecuente”.
¿Y cómo ha sido? A través de publicaciones (estampas para la devoción privada, folletos, boletines, libros), conferencias, entrevistas, exposiciones, catálogos, etc. siendo la parte actora de la causa hasta diciembre de 2023, fecha en la que fue sustituida como tal por la Asociación Canónica Gaudí, dependiente del Arzobispado de Barcelona.
En ese camino hacia la beatificación de Gaudí, celebramos con gozo la firma del Papa Francisco el 14.04.2025 de la promulgación del Decreto para declarar a Gaudí Venerable, reconociendo así las virtudes heroicas de Antoni Gaudí i Cornet. Treinta y tres años después de la inspiración de Mn. Ignasi Segarra.
La misión de dar a conocer a Gaudí de una forma completa como hombre, arquitecto y cristiano me ha llevado, con palabras de Robert Schuman, a reconocerme como
un instrumento sumamente imperfecto de una Providencia que se sirve de mi para la realización de grandes designios que me sobrepasan. Esta certeza me obliga a tener mucha modestia, pero también me confiere una serenidad imposible de justificar solo por mis experiencias personales, consideradas desde un punto de vista meramente humano.
Siempre he tenido en cuenta que “Gaudí visto desde fuera de la Fe, quedará siempre incomprensible. Será tal vez un aspecto de su obra lo que el incrédulo ame, pero no amará su síntesis”, palabras de Josep F. Ràfols i Fontanals, arquitecto y profesor de historia del arte, colaborador con Gaudí en las obras del Templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona.
Muchas personas han manifestado a través de cartas, correos, publicaciones o entrevistas los favores recibidos por intercesión de Gaudí. Algunos de sus testimonios serán publicados en el número 73 (2026) de Temes d’Avui. Y este es mi tesoro: reconocer, contemplar y servir, ser testigo de historias llenas de sencillez y humildad, de alegrías y tristezas, de conversiones. De personas que han “despertado de su tibieza los corazones adormecidos; han exaltado su fe y aumentado su caridad”, especialmente visitando la obra magna de Gaudí, la Sagrada Familia, cumpliéndose lo que dice el acta de la primera piedra del 19 de marzo de 1882.
De Gaudí nos dijo el Papa Benedicto XVI en su homilía del 7 de noviembre de 2010, en la Consagración de la Basílica de la Sagrada Familia:
Recordar, sobre todo, al que fue alma y artífice de este proyecto: a Antoni Gaudí, arquitecto genial y cristiano consecuente, con la antorcha de su fe ardiendo hasta el término de su vida, vivida en dignidad y austeridad absoluta… Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma.
Espero y deseo que GAUDÍ nos acompañe a cada uno de nosotros en nuestro caminar hacia la Verdad y la Belleza, con fe, esperanza y caridad de la mano de Maria, en este año especial de celebraciones y homenajes a Gaudí y siempre; con la ilusión y esperanza de que sea declarado Beato muy pronto.
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* Arquitecto. Presidente de la Asociación pro-beatificación de Antoni Gaudí