Tras el tránsito a la Casa del Padre del Papa Francisco, es lógico que, junto con las oraciones filiales por él, nos preguntemos por su legado. Un legado que, sin duda, va más allá de muchos comentarios superficiales, que, con frecuencia no pasan de las consabidas calificaciones en términos de conservador y progresista o que toman como referencia la posición del Papa en cuestiones polémicas como el sacerdocio femenino, el aborto, la eutanasia, o la cultura LGTBI. Algunos se centran en la consideración de gestos o palabras del Papa, más o menos anecdóticos, o en expresiones que, sin una debida interpretación, pueden inducir a confusión.
El legado de este Papa es más profundo que todo eso. Se manifiesta en su comportamiento, en sus escritos doctrinales y catequéticos, en sus decisiones de gobierno, en su trato con las personas, en sus prioridades y en su conducta diaria.
Sin ninguna pretensión de exhaustividad, apuntaremos aquí doce ideas del legado de Francisco que nos parecen particularmente relevantes:
- Énfasis en la misericordia, como un valor evangélico primordial. Lo manifestó repetidamente en sus enseñanzas, en la proclamación del Año de la Misericordia (2015-2016), que tuvo su impacto para sensibilizar a muchos ante las necesidades ajenas. La importancia de la misericordia quedó plasmada en documentos como la Carta Misericordia et misera (2016), y particularmente en sus acciones a favor de personas pobres o vulnerables, de los sintecho, de los emigrantes y de aquellos procedentes de Africa que morían en naufragios camino de Europa.
- Ejemplaridad en su entrega alegre en su servicio pastoral hasta el final. La hemos apreciado a lo largo de sus doce años de pontificado, como un testimonio encarnado de lo que significa servir con radicalidad evangélica, entregado con humildad y constancia a la misión recibida, casi siempre con alegría y buen humor. De un modo particularmente emotivo, hemos visto su entrega en las últimas semanas. A pesar del cansancio y el sufrimiento, ha continuado —en la medida de sus fuerzas— con su labor pastoral: recibiendo a delegaciones, celebrando audiencias, presidiendo celebraciones litúrgicas e incluso pronunciando mensajes en voz baja o delegando parte de sus funciones con dignidad. Estos gestos, lejos de debilitar su figura, la han engrandecido. Han recordado a la Iglesia y al mundo que la autoridad espiritual no se mide por la fuerza física ni por la perfección retórica, sino por la coherencia del testimonio y la entrega total hasta el final.
- Enseñanzas sociales, en coherencia con sus antecesores, aunque con importantes desarrollos. Entre ellos, el cuidado de la casa común y la incorporación del concepto de ecología integral con la encíclica Laudato Si (2015), y la profundización e impulso de la fraternidad y la amistad social en la Fratelli Tutti (2024). Es también destacable la exhortación Querida Amazonia (2020), centrada en el respeto a los pueblos indígenas y al ecosistema amazónico. Quizá más destacable aún sean sus enseñanzas sociales prácticas, viviendo el principio de la opción preferencial por los pobres y advirtiendo sobre la globalización de la indiferencia y la cultura del descarte, al tiempo que criticaba aquella “economía que mata.” En términos positivos propuso a los jóvenes un nuevo modo de entender la economía, que se ha llamado “La economía de Francisco”, la cual aboga por una economía centrada en la justicia social.
- Espiritualidad centrada en la caridad y en amor a la Virgen María. La caridad es central en documentos como su última encíclica, Dilexit Nos (2024), sobre el amor al Corazón de Jesús y sus implicaciones prácticas en el amor a los demás. También la exhortación Amoris laetitia (2016) sobre el amor humano y la familia con significativos desarrollos espirituales. Es también conocido su amor a la Virgen, expresado también en las referencias a la Virgen María de sus escritos y en sus frecuentes visitas a la basílica de Santa María, la Mayor.
- Cercanía a las personas y apertura a todos. De este modo se concretaba la caridad en proximidad y preocupación concreta por las personas, por sus necesidades y problemas. Con frecuencia incluso empleaba una actitud de ternura. Recomendaba a los sacerdotes cercanía a los fieles, que fueran -les decía- pastores “con olor a oveja”. Son conocidas sus llamadas personales por teléfono, para sorpresa de todos. También sus frecuentes llamadas al párroco de Gaza durante la guerra en Palestina. Acogió a todo tipo de personas, católicas o no. Nunca justificó las prácticas homosexuales ni abogó por las tesis LGTBI, pero acogió a todos en su dignidad humana, evitando juzgar interiormente las intenciones de nadie.
- Impulso evangelizador, con el deseo de que llegara hasta las periferias existenciales, atrayendo a los más alejados. Esta preocupación fue manifestada desde el principio de su pontificado con la exhortación Evangelii gaudium (2013), que empieza con estas significativas palabras: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría». La clave evangelizadora que propone Francisco es escuchar, discernir y encontrarse. Añade que escuchar y discernir carecería de sentido sin salir al encuentro de los hermanos en las diversas realidades y en las periferias de la existencia en las que éstos se encuentran.
- Espíritu de pobreza y austeridad, desde que apareció por primera vez en el balcón del Vaticano como “obispo de Roma”, aquel 13 de marzo de 2013, con un estilo sobrio, pidiendo a la multitud que orara por él antes de dar su bendición. El propio nombre elegido, en honor a san Francisco de Asís, su vida en la residencia de Santa Marta, en lugar de los Palacios Vaticanos, las repetidas exhortaciones a la pobreza evangélica de los clérigos, la simplificación de las pompas fúnebres pontificias y, sobre todo, su estilo de vida austero son también parte de su legado.
- Voluntad de reforma en todo aquello que a su juicio necesitaba ser cambiado en la Iglesia. En esta línea se encuadran las medidas para al afrontar la pederastia y para cambiar el modo de operar en las finanzas vaticanas introduciendo mayor transparencia. Una reforma de cierto calado, aunque algunos todavía estiman corta, fue la reforma curial promovida por la constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022). Este texto legislativo reformó la composición y competencias de los distintos departamentos (conocidos en la terminología canónica como dicasterios) y organismos que conforman la Curia romana. El objetivo de Francisco era dar centralidad a la evangelización sobre estructuras burocráticas.
- Discernimiento en la toma de decisiones de gobierno y coraje para llevarlas a cabo. Como jesuita que era, Francisco tenía claro el valor del discernimiento, en el que tanto insistió San Ignacio, como algo previo a la toma de decisiones. En alguna ocasión había comentado: «Mis decisiones, incluso las que tienen que ver con la vida normal, como el usar un coche modesto, van ligadas a un discernimiento espiritual… el discernimiento en el Señor me guía en mi modo de gobernar”. La historia valorará el discernimiento de Francisco y las decisiones tomadas, pero su voluntad de actuar con rectitud queda expresada en estas palabras. En todo caso, no cabe duda de que tomó decisiones valientes como, por ejemplo, sobre la prevención de la pederastia, y al pedir perdón públicamente por abusos de eclesiásticos. Valiente fue también la citada reforma de la Curia Romana, a la cual no le faltaron resistencias. Hizo frente con firmeza a tendencias cismáticas en Alemania so pretexto de sinodalidad y apartó a algunos eclesiásticos que arriesgaban la unidad de la Iglesia. Mostró también gran coraje al oponerse a poderosos gobernantes en políticas que podían incluir menosprecio por emigrantes y refugiados y cuestionó con firmeza la carrera armamentista.
- La lucha por la paz en el mundo y para poner fin a las guerras, en particular, las de Ucrania y Gaza, con medio humanos y sobrenaturales. Respecto a esto último, recordamos la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo de 2022. A través de la Santa Sede, el Papa Francisco ha impulsado y participado activamente en procesos de mediación, apelando al diálogo interreligioso y fomentando encuentros multilaterales para la reconciliación en países como Siria, Ucrania, Sudán del Sur, Colombia y la región del Congo. Según Francisco, la paz ha de ser construida día a día con el trabajo, la justicia, el respeto, la misericordia y la esperanza. Crítica de la guerra como “derrota de la política” y denuncia la industria armamentística como motor económico inmoral, la normalización del odio y del racismo, así como el uso político de la religión para justificar la violencia.
- La presencia de la mujer en las estructuras eclesiásticas. Fue una preocupación traducida en gestos. Abrió una investigación sobre el diaconado femenino que finalmente dictaminó su falta de coherencia teológica. Sobre todo, fue el primer Papa que incorporó mujeres como altos cargos en la estructura eclesiástica. A diferencia de san Juan Pablo II, insistió menos en el “genio femenino” y en el papel insustituible de la mujer en el mundo, empezando por la familia y alcanzando todas las esferas de la vida profesional, social y política.
- Diálogo interreligioso, uno de cuyos momentos claves fue el documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común firmado por el Papa Francisco y al gran imán de Al-Azhar, Ahmed al-Tayeb, durante una visita a los Emiratos Árabes Unidos en 2019, que se considera un antecedente de la futura encíclica Fratelli Tutti. Es también destacable su encuentro con el gran ayatolá Ali al-Sistani, líder espiritual de los chiíes iraquíes en su visita a Irak en 2021, símbolo de reconciliación entre cristianos y musulmanes. Durante esta visita, en la ciudad de Ur, cuna de Abraham, en un evento con representantes musulmanes, judíos y cristianos, Francisco destacó la hermandad de las tres grandes religiones monoteístas que tienen a Abraham como padre común.
En resumen, un legado que, como el de otros Papas recientes, dejará huella y que convendrá ponderar y, con el debido discernimiento, también aplicar y desarrollar en el futuro. Pocos dudan que el próximo Papa, con estilo propio, de algún modo lo continuará, al tiempo que quizá se ocupe de otros temas que puedan haber tenido menos prioridad. Contará con nuestra oración de petición.