Reseña

HollyWoke (libro)

CHRISTIAN TOTÓ, HollyWoke. Cómo Hollywood vendió su alma con el cine buenista, Rialp, Madrid 2024. 326 págs.

En 2023, la Academia de los Óscars de Hollywood cambió sus normas para incluir entre sus requisitos de concurso la obligatoriedad de representar a diversas minorías en las películas que se presentaran como candidatas. Estas nuevas normas han supuesto la cristalización de un proceso de sensibilización cuyo origen puede ser más o menos difícil de precisar, pero que ha ido en aumento a lo largo de la última década, especialmente con a raíz del movimiento Black Lives Matter (2013), el acceso de Trump a la Casa Blanca (2015) y los escándalos que originaron la corriente me too (2017).

Cierto: una historia, una película, conlleva una perspectiva. Hace empatizar con unos sentimientos, con unas motivaciones; permite experimentar ­–sobre todo a nivel afectivo– otras aparentes realidades. Y por eso pueden educar, o deformar, porque sí: Intolerancia es un grito contra el fanatismo y la cancelación del otro, con epílogo explicativo incluido; y Los mejores años de nuestra vida abligaron al público a mirar de otro modo a los veteranos de guerra; y Adivina quien viene a cenar esta noche hizo más por la normalización de los matrimonios interraciales que nuchas conferencias y sesudos ensayos… pero el gran cine ha sido también capaz de crear El triunfo de la voluntad, y legitimar la pesadilla nacional-socialista.

La política siempre ha sido consciente de que Hollywood, como fábrica de sueños, a lo largo de su historia encontremos códigos de moralidad, o listas negras impulsadas por políticos para impedir la propagación de ideas peligrosas. Así que, ¿realmente podemos decir que la aparición del movimiento woke es, realmente, una novedad? Christian Totó, crítico cinematográfico perteneciente al Círculo de Críticos de Denver, considera que sí.

En este libro el autor señala que el wokismo ha iniciado una auténtica guerra en la que, a diferencia de épocas anteriores, no sólo la confrontación ideológica es mucho mayor, sino que resulta insaciable en sus pretensiones: nunca se es lo suficientemente woke. En épocas anteriores, siempre había cierto margen para la creatividad personal o para que los guionistas «vetados» por el sistema pudieran seguir trabajando. Los nuevos grupos de presión, simplemente, impiden eso. Pero lo que es peor, las consignas woke obligan a que el modo de presentar argumentos y personajes siga unas pautas muy concretas, que afectan a la creatividad y originalidad de las historias: por ejemplo, no se da margen, por ejemplo, a que los personajes femeninos puedan crecer, porque eso supondría que tuvieran defectos. Más aún: la discriminación positiva impulsada por la ideología woke también afecta a las decisiones de producción y casting, de modo que se favorece la diversidad antes que la profesionalidad. El resultado: el cine actual de Hollywood está más preocupado por difundir su mensaje que por contar buenas historias, hastiando al público y provocando una caída en los ingresos que nada puede disimular.

Totó abunda en la conexión política del movimiento woke con los demócratas estadounidenses, en su contraposición con el partido republicano.  En este sentido, el autor señala las denuncias woke son siempre unidireccionales, de modo que señalarse como republicano, en Hollywood, puede llevar al ostracismo, a la vez que a los que se identifican como demócratas encuentran carta blanca para muchas de sus declaraciones y posturas.

Sin embargo, conviene señalar que no estamos, en sentido estricto, frente a un ensayo filosófico, ni un análisis de cómo el wokismo se ha impuesto en la Meca del Cine: Hollywoke es, sobre todo, un libro denuncia, en el que Totó explica numerosos casos de cancelación, discriminación positiva y del modo de funcionar de los medios y grupos de presión. Son todo casos prácticos, tomados, fundamentalmente, de la prensa. En algunos casos –los más interesantes, a mi juicio– Totó entrevista a algunas de las víctimas de la nueva cancelación, quienes explican cómo se les dejó al margen de las cadenas de trabajo. En este sentido, el libro es bastante episódico: tras unos capítulos introductorios, en los que se habla del «wokismo» y su modo de funcionar, Totó dedica la mayor parte del texto a explicar escándalos y polémicas variados: el cambio de normas de los Óscar, los reboots de género, la cancelación de los clásicos, el alineamiento de los críticos… el conjunto no pretende ser ordenado, pero ayuda a tomar conciencia de la magnitud del fenómeno y la fuerte presión que sufren actores y guionistas. Tal vez sea este el mayor interés del libro: darnos a conocer un ambiente social que, resultándonos muy lejano, tiene una enorme influencia en la cultura audiovisual.

La mayor parte del material que usa Totó son noticias de prensa que comenta desde una perspectiva republicana: en este sentido, puede resultar algo decepcionante que no haya habido más trabajo de contextualización o de análisis, de modo que el lector pueda pensar que el libro no le está aportando apenas nada nuevo, sobre todo si se está al corriente de la actualidad en Hollywood. Esta sensación se vuelve más agridulce en las pocas partes en las que Totó ofrece material original, especialmente en las páginas en las que entrevista a guionistas que narran sus experiencias como víctimas de ese sistema. Como sería lógico en esas circunstancias, Totó no da nombres, ni referencias que permitan identificar a esas personas, así que sólo cabe fiarse de su palabra. Pero, desde luego, se trata de testimonios coherentes con lo que día a día vemos que sucede en Hollywood y las grandes cadenas.

También es una pena que algunos hechos narrados no llegen a su desenlace, debido a que éste aún no se había dado cuando se publicó el libro: por ejemplo, al hablar del caso de Gina Carano y su enfrentamiento Disney, no se llega a decir que el Tribunal Supremo dio la razón a Disney por su «derecho a transmitir una imagen». Lógicamente, la sentencia no afecta a lo que Totó afirma (antes bien, lo refuerza): Disney, de hecho, «canceló» a una persona por sus ideas republicanas, expresadas de un modo poco afortunado. Sin embargo, sería deseable que en una nueva edición se completase el caso, también porque explicita otra de las críticas que se puede hacer al libro: a saber, ¿por qué Disney no debería tener libertad para defender su línea ideológica?

La respuesta a esta pregunta Totó la tiene clara, pero, como decía, está demasiado dispersa entre los cientos de anécdotas e historias narradas. A mi juicio, su respuesta es que la ideología woke en el cine da lugar a peores historias. No sólo es que acabe con la meritocracia o la libre competencia, ni que suponga un modo de acabar con la libertad de expresión; es que, en general, las pautas que impone el wokismo llevan a historias aburridas, y eso se nota en la caída de la audiencia y en el que cada vez sean menos relevantes las opiniones de las estrellas. Por eso, el cine, que es ante todo una industria, no puede mantener mucho tiempo este modo de funcionar. Totó considera que el éxito de producciones realizadas al margen de Hollywood es un motivo de esperanza para el cine, y lo que hará que la industria se aleje de las pautas impuestas por lo políticamente correcto, para valorar de nuevo el interés y la universalidad de las historias que se cuentan. Por eso, los últimos capítulos del libro están dedicados a recoger esas señales, a la vez que se anima a los lectores a actuar de modo positivo contra esa cultura de la cancelación, acudiendo a los cines para ver las producciones de calidad rodadas al margen del sistema (Sound of Freedon, Nefarious se ponen como ejemplos de este tipo de éxito), y retirando el apoyo a los programas y servicios de streaming que fomentan esta nueva cancelación. A juicio del autor, y es difícil que en este se equivoque, el cine es una industria, y lo que la mueve es el dinero. De modo que es importante que los accionistas e inversores vean que el público, lo que quiere, son buenas historias, no ser educado en la diversidad.

En síntesis: un libro que se lee con facilidad, y que muestra el gran alcance del movimiento woke en una sociedad guiada, fundamentalmente, por la apariencia y la opinión. Puede que decepcione a quien busque un análisis del modo en que está ideología se ha ido abriendo paso en Hollywood; sin embargo, como he señalado, ese no es el objetivo del libro: estamos frente a una apasionada denuncia, repleta de casos y anécdotas que permiten al lector europeo ver la magnitud y el modo de proceder de un movimiento que ha marcado la industria del entretenimiento en la última década.